Así como hay un "perro andaluz" de Buñuel y Dalí, hay un "duende andaluz" de Lorca y Malavia, que se presentó en nuestra ciudad el domingo 26 de julio. Fue una de las más importantes reuniones de dos artistas gigantescos - pero de verdad gigantes - que se dio en nuestro país: Marcos Malavia y Piraí Vaca. Uno, con su nariz roja, mimo y actor y el otro de sombrero y gitarra. Ambos vestidos pobremente.
EL DUENDE ES EL MISTERIO DEL ARTE
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[...] pero para buscar al duende
no hay mapa ni ejercicio. quema la sangre, agota, rechaza la geometría, rompe
los estilos [...] |
Para empezar, la adaptación minimiza la importancia
de las circunstancias: De su llegada, la identidad de los personajes o del espacio que ocupan, por ejemplo.
Todo
se reduce a la certeza colectiva de que son amigos y amantes de la cultura
europea. Esto el público lo acepta de buenas a primeras. Pero esto del amor no
es un relato, es la pura verdad. Aquél la hizo suya hace muchísimos años, a base de
miles de ensayos, que le han permitido recrearla y presentarla, en varias
oportunidades, en Bolivia. Gracias a a ello, Marcos sabe que nos puede entregar arte. Lo
mismo pasa con el músico, al que también siempre le hemos visto nadar, estilo
pecho o como pez, en las más finas páginas de la música universal - española para
guitarra en este caso - y que en esta oportunidad también hizo su parte. En
realidad, más que entregar arte, se nos entregaron ellos mismos y todos lo
notamos.
SE SABEN LOS CAMINOS PARA BUSCAR A DIOS, PERO NO PARA BUSCAR AL DUENDE.
La obra está
delicadamente pensada y compuesta. Podían haber optado por el camino fácil de aprovecharse de su prestigio y hacer cada cual su porción. Pero no. Toda la primera parte estuvo destinada a presentar, con
respeto y de a poco, la maestría de cada uno (sus ángeles y musas). Ya en la
segunda, los dos virtuosos le sacaron el jugo a la interacción.
Prueba de esto es el dúo de mimo y guitarra - que lo podríamos denominar “la
mosca” - los juegos con la cortina (no me estoy refiriendo a las sombras
chinescas), y el apoteósico abrazo final y sincero.
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[..] el duende no
llega si no ve posibilidad de muerte. Si no tiene seguridad de que ha de mecer
esas ramas fúnebres sin consuelo, que todos llevamos [...] |
EN TODOS LOS PAÍSES LA MUERTE ES UN FINAL. UN MUERTO EN ESPAÑA ESTÁ MÁS VIVO COMO MUERTO QUE EN NINGÚN SITO DEL MUNDO.
La cosa, me parece, es preguntarnos si el
público de La Paz entendió su mensaje. Cuando voy al Teatro Municipal, siempre
admiro los espectáculos, desde la galería. Esto me permite tener la seguridad
de la composición social del auditorio: Habían como trescientas personas en
luneta y unos sesenta en el resto. Ahora bien, lo que más me extrañó es que, a pesar
que llegué al Teatro como a las seis de la tarde para hacer cola, pues esa es
la modalidad paceña, no había cola. Resultó que en galería éramos cuatro gatos. En los grandes
espectáculos, el “gallinero” (la galería), siempre está lleno de pichones de artista, que
van a mirar para imitar y que generalmente lo disimulan criticándolo todo. Podemos
entonces decir, que la clase media culta llenó el estreno y aplaudió de pie al
final. A pesar de ser una obra tan fina, tan cuidadosa en su punto de
cocción, el público la entendió, la comprendió y se sintió identificada con ella.
EL DUENDE NO SE REPITE. EL TORERO PUEDE TENER MUSA CON LA MULETA Y ÁNGEL CON LAS BANDERILLAS, PERO EN LA FAENA DE CAPA Y EN EL MOMENTO DE MATAR, SE NECESITA LA AYUDA DEL DUENDE PARA DAR EN EL CLAVO DE LA VERDAD ARTÍSTICA.
Si bien la obra logró que el público reafirme
su amor hacia la cultura universal, de la cual la guitarra española es parte, no
logró identificarse con lo que propone García Lorca sobre el tema: “El duende gusta
de los bordes del pozo, bautiza con agua oscura y no llega si no hay
posibilidad de muerte”. No noté que la obra intentase llevarnos hasta los
bordes de la liturgia cultural de la muerte en España. Por eso creo válida la
siguiente pregunta: ¿La obra buscaba que nazca “el duende” o simplemente presentarnos sus fundamentos? Los más avezados y versados, dedujeron que se habían mostrado las diferencias entre tres calidades de inspiración: Ángel, musa y
duende. Lo que es verdad, pero no es toda la verdad, hay algo más - y a las
pruebas me remito.
¿Acaso no causó enorme impacto en todos nosotros los brincos
finales de Marcos y el abrazo fraterno, intenso y sincero de Marcos y Piraí?
¿Acaso esos rebotes no nos iluminaron el día?
Pues bien, ahí en ese instante culmine, sí hubo "duende".
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Federico, según Erik Lervold |
P.D. El texto de Federico García Lorca esta a su disposición en: