28 de mayo de 2011

POR QUE LOS BOLIVIANOS NO SABEMOS DISEÑAR UN CURRÍCULUM

Siete Estados han dominado, a lo largo del tiempo, nuestro territorio andino. Siete. De todos ellos, sólo los dos primeros - el de Tihuanaco y el Inca - se preocuparon por los colores humanos que nacen del empuje colectivo[1]. El resto, no. Por el contrario, se dedicaron a desojar margaritas - y aún lo hacen - esperando a aquellos príncipes inversionistas que deseen adquirir las riquezas naturales locales y con este ir y venir, los “de abajo” hemos quedado a un lado. ¡Cómo no! ¿Se imaginan vivir todo el tiempo, rodeados, por aquí y por allá, por empresarios y comerciantes, golosos? No es poca cosa.

Primero españoles, luego criollos, extranjeros o mestizos y hoy indígenas. Todos ellos bien trajeados y ajetreados, muy interesados por lograr una “concesión” o agitando las manos por debajo las mesas, para ganarse el favor de las grandes empresas estatales o del Estado. Incluso hoy: ¿No han visto cómo a algunos se les van los ojos detrás de los sabrosos contratos “llave en mano” o de “riesgo compartido”, extendidos sobre la mesa? Vivimos hundidos en los abrazos de una comunidad mancomunada de fieras, asociadas para expoliar nuestro territorio, contrabandear sus minerales y explotar a nuestra gente. Tanto pero tanto, que han puesto en peligro la misma presencia multicultural de nuestra identidad. ¿No son acaso, los gritos sublevados del 2.000 y 2.005, una alerta ante tal situación?


Una explicación de la comunidad mancomunada de fieras.
¿Qué tenemos hoy entre manos?: Miserables relaciones de producción con sus dos rasgos dominantes:

1.      Fuerzas productivas sometidas a relaciones sociales de producción, ajenas y lejanas.
  1. Maneras de pensar y modos de hacer, predispuestos a la arbitrariedad.

Desentrañar la segunda de las características, es el norte que sigue y seguirá, sin desviarse, este “maravilloso blog” (la primera, le corresponde a nuestros otros compañeros(as) de viaje). Así que allí vamos. Bosquejando a grandes rasgos, estimo, que nuestra manera de ser se deriva de la primera iniquidad. Los diversos Estados ya señalados, no sólo firmaron los contratos que permitían el beneficio ajeno sino que, también, admitieron y aplicaron políticas públicas basadas en categorías sociológicas diseñadas por los mismos que nos compran nuestras riquezas. ¡Así cualquiera! En lo que corresponde a la educación, con su venia y su dinero, se organizaron - y aún organizan - todos los sistemas educativos nacionales, destinados a reproducir la primera gran barbaridad[2]. Ese el objetivo de todas las formas de educación asumidas, incluso de la actual: Restregarnos el alma, hasta que no nos importe lo importante. Lograr que en nuestros pechos anide la inquina en contra del Estado, contra todo lo que él haga o tenga. “Y si los bolivianos hacen eso, ¿por qué no, nosotros?”, dicen.

¡Pueden creerlo: Me parece que a ese extremo hemos llegado! Una sociedad multicultural, añosa y esforzada, empujada a negarse a sí misma. A sentirse ajena en su propio entorno. A aceptar que se le quiten los réditos de su propio trabajo. Y sin que casi a nadie se le mueva un pelo.

Veamos los edificios educativos construidos.

Es dable deducir que los dos rasgos dominantes señalados - la dependencia y el colonialismo - son la base de la actual ideología dominante, de sus dirigentes y, de a poco, de nosotros todos. De ser así, toda la labor del Estado se habría reducido a tomar, por años y años, el dinero que nos ofrecen los organismos e instituciones internacionales, para la ejecución de las políticas públicas educativas. Pienso que más que los convenios con la UNESCO, ha interesado cierto brillo sospechoso que se espera brote, cual maná, de la mano ajena.

En esas circunstancias: ¡Para qué consultar con la población! ¡Qué importa que seamos, uni o pluriculturales!

Esa la razón, la causa o las circunstancias por las cuales se ha constituido, casi unilateralmente, un currículo funcional al “patrón”. Y para colmo se ha designado para su ejecución a funcionarios inexpertos. ¡Por eso casi nadie sabe diseñar un currículum! ¡Pero sí mapas curriculares y programas! ¡En eso somos capos! En efecto, con ellos nos atosigan tarde mañana y noche, los “doctorados” y “maestrías” en educación superior, los cursos de “formación docente”, los “diplomados en pedagogía y didáctica en educación superior”, que se dictan en casi todas las universidades.

Los buenos contratos llevan a buenos convenios.

Estas aventuras buscan tornarnos grises. En serio. Justo allí, donde nuestros abuelos y padres plantaron girasoles de mejor educación, hoy aparecen sistemas despojados de iluminación. La ignorancia de los Estados (y de sus dirigentes), quieren que creamos que así como sólo un “buen contrato”, puede manejar nuestras riquezas naturales, de la misma manera un “buen convenio” es la clave para el éxito educativo. Por eso, dicen, debemos aceptar callados, su CYT (el “Ausmelt” por ejemplo), sus normas (los “contratos de riesgo compartido”, sin ir más lejos), y sus costumbres (el contrabando de minerales al Perú, by the way). O en educación: El CYT de sus “competencias” (de la UNESCO, OIT y Mercosur, por ejemplo), sus normas (vr.gr. las leyes 1565 y 2301), y sus costumbres comerciales (la “calidad educativa”)[3]. Por lo tanto, sólo nos quedaría dedicarnos a formar fuerza de trabajo “adecuada” a sus necesidades, en ingeniería civil, carpintería, literatura, química, minería, abogacía, economía, mecánica, electricidad, etc.

Lo repito: ¡Por barrabasadas como estas, no sabemos diseñar un currículum! Pero también - y este corolario cae por su propio peso - Nunca las autoridades educativas ejecutaron sus labores con responsabilidad. Jamás el Estado, el Ministerio de Educación o sus ayudantes, elaboraron un “diagnóstico de necesidades”, base para cualquier diseño curricular o de planes y programas.

Las flores culturales de la sociedad boliviana, siempre reclamaron el desacierto

En cuanta oportunidad hubo, las culturas urbanas y rurales interpelaron acremente por esta situación al Estado. Recordemos cuatro de ellas:

  1. En 1.826, con motivo del “rutuchi” del Estado Boliviano;
  2. En 1.931 en Warisata;
  3. Después de la Guerra del Chaco (1.935); y
  4. En 1.952 con la Revolución Nacional.

En estas ocasiones se expresó con claridad, el anhelo por reconquistar lo enajenado y reconquistar el derecho que tenemos a decidir. La primera oportunidad fue en 1.826, con las “Escuelas de Artes y Oficios” de Simón Rodríguez: ¡Qué sirvan para algo!, decía él. En 1.931 con la “Escuela Ayllu de Warisata”, cuando la “nación clandestina” se expresó. En 1.936 y años siguientes, con los proyectos proletarios de las “universidades obreras” y la “educación técnica” y, por último, en 1.952, con la creación de “Universidad Popular Tupaj Katari”. Pero en todas y cada una de estas oportunidades, como nadie sabía diseñar un currículum, se optó por lo fácil: Copiar programas de estudio y estructuras educativas de otros países. Excepto “Warisata”, ¡qué va!

Pero si los(as) que dirigían la educación no sabían lo que hacían, los(as) “otros(as)”, sí. Un análisis sistémico de los programas y planes ejecutados permite deducir que, posiblemente, los objetivos educativos buscados hayan sido los dos siguientes:

  1. Constituir una clase media urbana fuerte y resistente, a las reivindicaciones de los otros grupos sociales o culturas, insurgentes.
  2. Formar profesionales urbanos, satisfechos y gordos, por colaborar con la constitución de un Estado dependiente y colonial.

Como se ve, nada que tenga que ver con la formación de fuerza productiva necesaria para explotar las riquezas mineras o petroleras. Todo lo contrario. Esto hizo que las instituciones constituidas - universidades y ET - se convirtieran en definitiva, en costosos proyectos de ascenso social urbano.
Pero, ¡Ja! (y este ¡ja! Es JA), sucedió algo que nadie esperaba, desde el otro lado del tablero: Esos mismísimos proyectos fueron aprovechados por los migrantes rurales. Para ellos fue sumar una nueva alternativa a sus viejas y probadas estrategias migratorias. Y esto terminó donde tenía que terminar: Fortaleciendo nuevas identidades sub-urbanas, con nuevos intereses, tradiciones y usos. La Ciudad de El Alto, es el mejor ejemplo: Dio un tremendo salto demográfico. Inicialmente social, luego económico y hoy político. Actualmente es la fuerza social con más aire en los pulmones. Se ha mostrado muy interesada en dotarle al Estado de un nuevo norte: ¡Que se respeten las diferencias culturales y se evite la explotación y la expoliación de nuestras riquezas naturales! Esa la nueva savia que se hará azul en el futuro Estado, verde carmesí en los brotes de las nuevas instituciones educativas en general, y amarillo y negro en la educación superior en especial (disculpas, pero mi hijo Rodrigo es Stronguista y no pude evitarlo).



[1] La sistematización elaborada por Isaac Sandoval Rodríguez es la siguiente: Insurgente, Oligarca, Nacional Revolucionario y Neoliberal. Los de Tihuanaco, Inca, Colonial y “el actual”, son de mi cosecha, aunque sin la altura conceptual de los anteriores.
[2] El tema está expuesto en mi texto: “La reforma de la reforma, ¡yeah!”
[3] Este tema específico está tratado en el artículo “El nuevo rostro de nuestro inmisericorde enemigo” incluido más abajo.

22 de mayo de 2011

YA SOMOS 576 QUISQUILLOSOS(AS) POR EL CURRÍCULUM


Lo primero es lo primero: ¡Gracias por visitarme! Trato que mi blog quede siempre “prolijo”, para que quienes me visitan, se sientan bien.
Pero: ¿Habrán encontrado lo que buscaban?

16 de mayo de 2011

EL NUEVO ROSTRO DE NUESTRO INMISERICORDE ENEMIGO EN LA UMSA


L
a actitud del imperialismo al interior de la educación superior en América Latina, siempre ha sido un tema de preocupación. En la UMSA de los sesentas, introducía académicos, programas y dinero, para frenar su participación en las luchas sociales. Los dirigentes universitarios eran siempre los primeros invitados de la represión. Hoy no. Tal parece que ni se preocupan por ellos. Lo que les interesa es la “calidad educativa”.   ¡Y cómo meten dinero en el tema, a través de la ONU!   La prueba está en que la “calidad” persiste en la Ley Educativa 070.

Pero no sólo a la UMSA se le obliga hoy a hablar de calidad educativa. También se lo hace con otras varias universidades estatales: La UBA, la de San Marcos, la U de Chile, etc.  El tema no es nuevo. En 1.986 la Argentina lo entendió como “venta de valores”, a través de los estudios de Juan Carlos Tedesco y José Brunner. En La Paz, lo discutimos como “masificación de la educación universitaria”, durante el Primer Congreso Interno de 1.988. Hoy para la CEPAL ("La hora de la igualdad"), el fenómeno es latinoamericano y se inició el 2.008. Según la Comisión se trata de la inserción política del “anhelo de igualdad”, como un “valor intrínseco del desarrollo” en las sociedades latinoamericanas. El nudo se estaría desenredando por la migración forzosa “de lo individual a lo colectivo”, generando una nueva cultura de “igualdad con cohesión social”. 

Traduciendo: O sea que la UMSA es mala y no participa en la ejecución de ningún plan de desarrollo, porque "vende valores" o "se ha masificado" o porque vive un proceso de “inserción activa del anhelo de igualdad".
¡Yaaaa!
Lo interesante es que en esta lista no entra, por ejemplo, la Universidad de Campinas del Brasil. ¿Será por su objetivo?: Promover la ciencia y tecnología en San Pablo. ¿Será por su personal docente?: Sus mejores docentes dirigen varios Institutos Nacionales de Ciencia y Tecnología. ¿Será por sus políticas de investigación?: Colabora, casi permanentemente, con las principales compañías públicas y privadas del país. ¿Será por sus inventos?: Tenía solicitados, sesenta y cuatro patentes el año 2.009, tanto  al Estado como a la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). ¿Será por su participación en el mercado?: Cinco de sus tecnologías autorizadas, ya participan del mercado local.

¿O será, digo yo,  porque se ha convertido en una de las principales distribuidoras de ciencia y tecnología [CYT] en América Latina en general y de Bolivia en especial?
Para contestar a esta última e inquietante pregunta, permítanme presentarles el siguiente extracto, de un suculento contrato:
  
“ REPÚBLICA DE BOLIVIA. CONTRATO DE OPERACIÓN ENTRE YPFB Y PETROBRAS ENERGÍA S.A. SUCURSAL BOLIVIA” (Texto completo) 

Clausula 4. Objeto del contrato. 4.1. Objeto. [Es] la ejecución por parte del Titular de todas las Operaciones Petroleras dentro del Área del Contrato, a su exclusiva cuenta y riesgo, de conformidad con lo establecido por la Ley de Hidrocarburos […] a cambio de recibir de YPFB la Retribución del Titular. Para este fin, el Titular cubrirá todos los Costos y proveerá todo el personal, tecnología, instalaciones, Materiales y capital necesarios […]. YPFB no asumirá ningún riesgo ni responsabilidad con respecto a las Operaciones Petroleras o los resultados de las mismas.
Clausula 15. Obligaciones de las partes. 15.1 Obligaciones del titular. Éste deberá:
a. Conducir la Operaciones Petroleras de forma continua […].
c. Emplear el personal calificado así como suministrar todos los recursos necesarios para la ejecución de las operaciones petroleras […] (Las cursivas son nuestras)

Esta es la prueba. Con toda seguridad Petrobras extrae toda su CYT de sus universidades y profesionales. Si avanza la CYT en el Brasil, es porque la de Bolivia retrocede. Y como el Brasil es que el tiene el mejor perfil para arrastrarnos a todos a salir de esta “crisis del modelo industrial y del patrón de globalización” (CEPAL), nos impone la firma de unos feos contratos que nosotros los rubricamos con alta gracia.

¿Controlar la calidad educativa? Sí, estamos de acuerdo. Pero, previamente necesitamos buenos contratos, tales que permitan a la UMSA participar del Plan Nacional de Desarrollo.

9 de mayo de 2011

¡FUERA PIRATAS DE NUESTRO PAÍS!

¡Campesino nomás eres, hermano!

E
ste me parece que es el principal argumento del último texto de Raúl Prada Alcoreza: "Las formas de contra-proceso". Si así fuese, corroboraría la hipótesis del mío: "...una de piratas"”.

2 de mayo de 2011

EL DIAGNÓSTICO ACADÉMICO DE LA UMSA DE 1.988

Si alguna vez la UMSA hizo alarde de su alta capacidad teórico-práctica y del talento de sus docentes y estudiantes, fue en 1.988. En esa oportunidad, con su propia gente, diseñó y ejecutó su primer “Diagnóstico Académico”. Se buscaba, en ese entonces, evaluar “lo académico”. Es muy posible que después, por miedo a que este mal ejemplo cunda, tanto el Gobierno de Sánchez de Lozada (1994), como el actual, hayan creado instancias de evaluación extrauniversitarias – el Conamed[1] y el Apeaesu[2] – pero ya no para abordar “lo académico” que es un criterio “laumsiano[3]”, sino la “calidad educativa”, que es uno derivado del “Consenso de Washington” (ver “La reforma de la reforma, ¡yeah!” de Jorge Alcoba Arias).

JORGE DÁVALOS: ESTÉTICA DEL ELEMENTO CÁRNICO

En un ambiente pictórico raro y semioscuro, el gris y el rojo sucios se mezclan con trozos de carne, de grasas, de caras y de cuerpos despar...