WALDO ALBARRACÍN Y LA ETERNA VAGUEDAD UNIVERSITARIA

Permítanme desplumar un poco, el Programa de don Waldo Albarracín, especialmente aquella parte dedicada a la chispeante relación que tiene la UMSA - junto al resto de instituciones del Subsistema de Educación Superior - con el Estado. Resulta que todos - gobernantes y gobernados - sostenemos que el Estado de hoy, ya no es el de ayer. Que el Nacional Revolucionario murió, que no se logró concretar el de la Liberación Nacional, etc. pero igual seguimos actuando según nuestros sentimientos. 

¿Debo recordarlo?: El de ahora es el Plurinacional, por el que votamos, en la esperanza que nos haga más iguales. ¡Y la esperanza sigue firme!

Ahora bien, si Don Waldo sostiene que habría que “cuestionar las disposiciones legales externas que atropellen la autonomía” (aspecto que mi blog - “el currículum boliviano” - también lo subraya), es porque considera que hay motivos y razones para ello.

Pero, exactamente: ¿QUIÉN atenta contra la Autonomía?

Si comprendemos que, de verdad, algo ha cambiado, ¿por qué propone defender la vieja autonomía?: El “recuperarla” hasta transformarla, nuevamente, en el “portavoz natural del pueblo boliviano”. ¿Cuál pueblo? ¿No era que ahora somos, unión de chapacos, mestizos, indios, indígenas, cambas, proletarios, gremiales, etc.?

En mi blog, luego de evidenciar los intereses de las empresas transnacionales, al interior de las prácticas profesionales y en el currículum de la UMSA, sostengo que el “currículum boliviano no es boliviano”. Coincido con “Unidad Universitaria”. Es indudable que la Universidad Paceña no puede bajar la guardia. Pero este Frente debería decirnos también, quién es “el otro”, al que se refieren. ¿O es que se apresta a la defensa, por si las moscas?

Este es un vacío en la propuesta de Don Waldo. Y la resuelve, al igual que los otros candidatos, pasándole el paquete al Segundo Congreso Interno de la UMSA. Con seguridad en el mismo - si es que se realiza - se definirán los intereses sociales y políticos que la UMSA defenderá y promoverá al momento de elaborar sus políticas universitarias. Desafortunadamente no faltarán los chorlitos que intentarán convertirla en un “conclave” para lavar sus conciencias. Y si esto último sucede, sería desastroso para todos: La incertidumbre continuaría y la UMSA continuaría siendo la lámpara que no alumbra.

Si esta candidatura no aclara sus intereses, cómo poder decidir si sus propuestas de fortalecimiento económico (vendiendo servicios de manera más eficiente), o el desarrollo y la investigación para construir ciencia para el “bienestar de la sociedad y el desarrollo del estado” o cuidando que la formación académica esté “acorde con las necesidades”, son buenas o no. Más tarde o más temprano, todos los candidatos a rectores, incluido Don Waldo, tendrán que dar su parecer sobre este tema. ¿Por qué no lo dan ahora?