PARA EMPEZAR
Acá, en américa del sur, desde hace
30.000 años que somos “animistas”. Es nuestra “costumbre” el adjudicarles
poderes especiales a las cosas en general. Por ejemplo, a las altas montañas pues
almacenan muertos; a las hojas sagradas; al perforado por el rayo; a las
piedras de una virgen que proporciona beneficios, etc. La única exigencia, es
creer.
Todo empezó con el temor de nuestros(as) abuelos(as) “choquelas”,
“urus”, “chipayas” y vaya uno a saber cuántos cientos de culturas más. Sentían temor a la
noche, a la lluvia, al granizo, pero principalmente a las mazamorras, las inundaciones
y a las sequías, causantes del gran misterio de la muerte. Como no la
comprendían, la aceptaban como un estado latente que había que "cuidar", que quede “a la vista”,
debajo de nuestras moradas o en los hoyos de las montañas. Pero, díganme, al
final: ¿Nos cuidaban o los vigilábamos? En efecto, bien podría ser que, de
alguna manera, los espíritus lograsen entrar en acuerdos con los espíritus del rayo,
del arcoíris, o del granizo y regresasen, en ese ropaje, para vengarse, por el atrevimiento
que tuvieron algunos de comérselos en un momento de hambre.
Con el tiempo, de la vigilancia “familiar”, pasamos a la época de los “yatiris”, hasta que comprobamos que ellos, por más rayos que tuviesen en el pecho, tampoco podían hacer mucho, pues los espíritus se manejaban de forma independiente. Este aprendizaje social cristalizó las condiciones psicológicas para el florecimiento de “Wankarani”, de “Chiripa”, de “Tihuanaco”, etc. y de sus religiones. Pero esto último, ocurrió hace muy poco tiempo, hace unos 2.000 años, que es menos del 1% del tiempo que estamos acá. Ni qué decir del cristianismo, que tiene menos duración que el resplandor de un fósforo encendido.
¿Pero acaso ha desaparecido totalmente el “animismo” de nuestros pechos?
Desde adentro,
desde adentro,
desde el fondo de un abismo,
viene corriendo a mi encuentro
un niño que soy yo mismo.
("Viaje al pasado" de Oscar Alfaro).
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AHORA SÍ, EMPIEZA EL DESFILE DE MUERTOS
MI LINAJE MATERNO ANCESTRAL SE HACE PRESENTE
Mi bisabuelo: N Arias. Foto tomada a fines del S XVIII |
Angélica y su papá en 1.952, meses antes de su muerte El gordito de abajo a la izquierda es su humilde serviduro (de casi tres años), No recuerdo el rostro del abuelo, pero si sus manos grandes sujetándome, manos grandes como las mías.
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Otra foto de Aurelio en 1.976, recordando sus viajes a Europa.
EL LINAJE MATERNO CERCANO
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Mi madre, en la Iglesia de "Las Carmelitas" en Miraflores a donde me llevaba a escuchar misa cuando tenía tres o cuatro años. La foto fue tomada en uno de mis cumpleaños, cuando le pedí, como regalo, ir a escuchar la misma misa matutina juntos. |
LA INFLUENCIA DE LOS AMIGOS
Yury Cerezo, el inolvidable, ágil y entusiasta amigo que se le ocurrió irse del barrio antes de tiempo. Su alegría de vivir nos identificaba a todos. |
Paty Zurita, esposa de Yury. Enemiga de las fotos y amiga de Fico Nietzsche.
De una inteligencia innata, polémica por naturaleza. ¿Quién no recuerda nuestras tertulias a golpes, en derredor de una mesa redonda llena de ricos alimentos?
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Cornel Stanescu, mi amigo rumano rockero. Ya en Suecia decidió visitar el hades, mientras escuchaba "The Wall" del Grupo Pink Floyd. Intotdeauna m'spunea sa nu ma intorc in La Paz, ca sa stam impreuna. Cred ca ar fi fost o idea buna. |
Mi prima Elba Vasquez Alcoba. Mi mejor amiga. Ella me enseño el alfa y el omega de la sabiduría de la época: A rezar en Todos Santos y a adorar en Navidad, a subirme a los árboles y a ir de día de campo en cualquier momento. |
Doña Gaby Urzagaste, mi suegra. Siempre me llamó "Coquito" y se preocupaba por nosotros. Mucho de su cariño vive en mi hijo Rodrigo. Tenía un loro llamado "Pancho", que había aprendido a gritar "doña Gaby", cuando iba de visita. |