Un escenario escueto |
“Entre mujeres” de Santiago Moncada (México), es el relato inesperado
y terrible de cinco amigas que, habiendo sido compañeras en el colegio, deciden
reencontrarse para recordar algunos detalles juveniles ya alterados por treinta
años de separación.
Pero el buen vino y la locuacidad ayudan a que, de pronto,
las cosas se vuelquen: Las confidencias subidas de tono, las mutuas acusaciones
y las delaciones, terminan por desenmascarar la traición y la perfidia en las
que se había añejado la vida de todas ellas.
¡Brindemos por la amistad! Son las actrices: Giovana Cruz, Godelieve Guerra, Belén Jové. Yara Clavijo y Tania Quiquijana |
Evidentemente se trata de una obra
áspera, de diálogos desguarnecidos de sofismas y, hasta donde se pudo observar,
adaptados con buen criterio a la idiosincrasia paceña.
Ahora bien, el tratamiento y la dirección de una obra que promete
bostezos a granel, requiere tino y el Director estuvo a la altura de las circunstancias.
Veamos: Un escenario escueto, sin decorados que confundan las
representaciones; una escenografía escuálida, atragantada con una mesita central,
sillas y algún florero; ofrecieron el espacio, más que necesario, para que los
personajes se luzcan. Si lo mismo se puede decir de las luces, tal vez no tanto
del sonido, planteado para acompañar a los personajes y no a la obra en sí
misma.
También se cuidó el movimiento de los actores sobre el
escenario: Sólo en los momentos importantes cruzaban todo el escenario, por
delante del resto. O el hecho que dos actrices usasen minifaldas, lograron que
el público recordase, de manera perseverante, qué tipo de fauna bella tenía en
frente.
Esto prueba que el director - Willy Perez Villafuerte - dispuso
las formas para que la actuación llegase con eficiencia al numeroso público reunido
en el Cine Teatro Municipal 6 de Agosto (que de teatro tiene poco).
Pero los actores (o tal vez los ensayos), no dieron todo de
sí. Y no me refiero a la memorización del texto, que fue plena y casi sin
tropiezos: Esto le confirió a la representación una elegante fluidez. Estamos
hablando de la actuación individual que no fue la mejor: La parquedad en la entonación
(el vigor o el desánimo), la falta de pausas, la escases de movimientos del
propio cuerpo, la omisión de rezongos o de interjecciones, generaron quiebres que
se tradujeron en una función algo plana. Evidentemente, si el Director del
Taller de Artes Escénicas (TAE-UMSA), hubiese contado con un equipo de actores
profesionales, habría barrido a muchos grupos locales mediocres.
Willy Pérez y las actrices agradeciendo al público |
1 comentario:
Una pincelada crítica muy atinada, que abarca muchos aspectos de la obra- Felicidades
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