2 de abril de 2017

LAS NUEVAS COSTUMBRES EN LA UMSA

La ceremonia de graduación

Alguna vez Ud. se preguntó: ¿Por qué tanta pompa en los actos de graduación en la UMSA? No se trata de una nueva costumbre “paceña”, sino que es una nueva expresión de otras más antiguas, como la del “almuerzo familiar de agasajo” o “la foto en el periódico”.

¿Cómo entender la situación?

Todos(as) o casi todos(as), hemos entrado a la UMSA, porque no había otra. La actitud de nuestros padres, maestros y la sociedad toda, prácticamente nos arrastraron hasta sus puertas, con la justificación de que era la única manera “de ser alguien en la vida”. ¡Toda la “paceñidad” siempre lo ha sabido!: La licenciatura es la vía más segura para vivir sin mayores preocupaciones. El lograr un título es algo más que personal, el resultado de un gigantesco esfuerzo colectivo para pertenecer a lo mejor de la sociedad paceña, para que perduren las tradiciones. Al menos ese es el gancho. 


Se empieza con el tipo de colegio al que entramos, las notas, las fiestas, la graduación, las togas del bachillerato, los birretes, el viaje de promoción, etc. Luego la universidad y trabajar por el título que no todos lo podrán lograr. En efecto, a lo largo del estrecho camino de la licenciatura, siempre era y es posible encontrar no pocos cadáveres esparcidos por aquí y por allá. No obstante, siempre llega el momento final. ¡Pero, one moment!, no por absolver los estudios ya tienes “pega” segura. Ni de lejos. En una ocasión la ansiedad nos llevó a organizar con mis compañeros(as) de la Facultad de Ingeniería una encuesta en las empresas públicas y privadas, con una pregunta central: ¿Cuál era el requisito más importante que ponían, para otorgarle trabajo a un nuevo ingeniero? Unas respuestas giraban en derredor de las notas obtenidas, otras de las recomendaciones que el titulado había logrado obtener, pero la central era “tener buena presencia”. Los jefes los querían blanquitos y rubiecitos. Esto produjo gran desaliento. Para ser más 

precisos, dolor. ¡No era suficiente el graduarse! 

Hoy, salvo el color de la piel en las aulas, mucho no ha cambiado el asunto. 

Esto prueba que la fe en la licenciatura, sigue firme, al margen de los efímeros cambios de gobierno que vienen y van. Desafortunadamente, como la población profesional citadina crece aceleradamente, el número de puestos de trabajo siempre queda chico. Esto acrecienta la desilusión en los docentes y estudiantes “laumsianos”, de base. Todo lo que logra el oropel de la graduación, es acallar momentáneamente la incertidumbre. Por su lado las autoridades de la UMSA, docentes y estudiantes, colaboran con entusiasmo en esta apoteosis final, porque saben que son parte del problema. Es su manera social de justificarse ante la sociedad civil paceña.

La entrada universitaria de la UMSA 

Bien visto, la nueva fórmula: Ascenso social + honores + festejo, debería proporcionar a los nuevos graduados, placer. Sin embargo, es como en la “alasita”: Una ilusión efímera. Para evitar el sufrimiento, la sociedad paceña la ha llenado de ritos. De resultas, en lugar de celebrar un momento de sublimación social, en los hechos se ha vuelto un canto impotente que no produce ningún goce ético. Es más bien una ceremonia disfrazada de exaltación, para disimular el desagrado social creciente. 

De todas maneras, continuará siendo la “norma social “laumsiana” por excelencia. Aunque algo devaluada, eso sí, por la actitud de algunas nuevas autoridades nacionales que, por no haber absuelto el bachillerato ni haber vivido en la ciudad, no la comprenden. Tal parece que desearían que los paceños y paceñas renunciemos al gusto por ser “paceños bien”. Señores y señoras, estamos hablando de gigantescos “hechos sociales”, grabados con buril en nuestros corazones. Son ritos y alegría, con los que defiende la sociedad civil paceña, su esperanza por días mejores. Tradiciones que agarran a la UMSA del cogote, para que cumpla tan vital “encargo social” (la muletilla de los pedagogos cubanos), pues la “graduación”, es el acto culminante “laumsiano” y paceño, del proceso de ascenso social[1].


Lo mejor que tiene la teoría para intentar explicar esta situación, es el pensamiento de Althusser (“Los aparatos ideológicos del estado”)[2], los estudios de Sigmund Freud (“Malestar en la civilización”)[3] y, hasta donde sé, los estudios sobre los diversos horizontes sociales[4] de Guillermo Mariaca.

¡Cómo no quisiéramos los docentes ver a nuestros jóvenes, triunfar de verdad! Que pudiesen trabajar en sus profesiones, colaborando para que las inmundas empresas extranjeras saquen sus patas, aunque sea un poco, de nuestro país y nos permitan construirlo. ¡Pero eso está difícil! Primero está la alta agresividad empresarial extranjera; luego los gobiernos permisivos que nos gastamos, siempre listos a firmar vergonzosos contratos y, por último, la actitud cómplice de las autoridades de la UMSA, sin olvidarnos del “jet set” de abogados y otros profesionales.

NOTAS

[1] De manera similar se puede explicar la alta importancia de la “entrada universitaria” o la utilización de los rincones “laumsianos” como discreto motel.
[2] Según Althusser la ideología es el motor de los “aparatos ideológicos del estado”. Explica que hay tres maneras de entender la palabra ideología. Uno, como resultado - efecto - de una imaginación activa; dos, como producto de la alienación material que se da en las condiciones de existencia de los hombres mismos, un reflejo de las condiciones de existencia (Marx); tres, la de Althusser, que indica que no se trata de un “reflejo”, sino de una “representación” de la relación imaginaria entre los individuos y su condición de existencia, la percepción deformada, de las mismas. En este texto se asume la tercera.
[3] “No nos sorprendamos si bajo la presión de estas posibilidades, el hombre se dedica por lo regular a reducir sus pretensiones a la felicidad (algo así como lo que hizo el principio del placer transformándose bajo la presión del mundo exterior en ese principio más modesto, que es el de la realidad), y se estima feliz con sólo haber escapado a la desgracia y haber dominado al sufrimiento […]” Sigmund Freud “Malestar en la civilización”. Ediciones Extra. Impreso en Emp. “Letras”. Santiago de Chile, 1936.
[4] Horizonte social: Para Guillermo Mariaca es una categoría sociológica basada en la oralidad. “Desde un inicio, la Colonización Española buscó colonizar la oralidad, a través de su administración, sus políticas e ideología evangelizadora. Intentaba anular las diferencias y darles un nombre a las mismas. De esta manera estaría en buen pie para hablar de y sobre ella, para seducirla y representarla, para incorporarla subordinadamente a su propio horizonte de representaciones. De esta manera se fundó una nueva práctica cultural, la de escribir lo oral para utilizar a la lengua, como instrumento de sometimiento, antes que como herramienta de conocimiento. Guillermo Mariaca Iturri. “El poder de la palabra”. Carrera de Literatura de la UMSA. 1.993.


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