J.J. TORRES
Jorge Alcoba Arias
Yo le canto y le cantaré
a todas las jotas del
mundo (incluida la española),
pero haré un alto
frente a la jota de J. J. Torres.
Tenía siempre la sonrisa lista
en la solapa
y las manos como aspas, para saludar a las gentes
¡Cómo no recordarlo!
Lo peor que hizo fue ser
militar
y lo mejor también.
¿Acaso es posible
predecir?:
Decir que en el Altiplano
jamás crecerá un naranjo lleno de orquídeas
habiendo tantos paladares
ansiosos.
Pero, si no me equivoco
el peor error que se
cometió
fue su asesinato:
¡No sirvió para nada!
Aquí, desde la placita
desde la que le dispararon a su gobierno
sigue acompañándonos
con sus ojos de ardilla
y su sonrisa color nube
de invierno.
1 comentario:
Bueno, con J.J.T ocurrió lo mismo que con Rafael Mendoza (The strongest): sus hijos solo aprovecharon el producto de varios años de trabajo y entusiasmo...
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