12 de enero de 2014

CARTA DE GUSTAVO SAAVEDRA DESDE CANADÁ


QUERIDO COMPAÑERO JORGE:

Gracias por hacerte presente en mi vida con éste tu saludo de buena ventura para el 2014. Yo sigo acá, luchando por contar con unos lentes que me ayuden a ver mejor y así poder tomar un avión que me lleve por el mismo camino que me trajo desde esa hasta acá, hace varios años ya. Con el mes de Septiembre pasado, se cumplieron 8 años de mi estadía en este gélido país y siempre tengo presente en el pensamiento, el momento en que el gobierno del cambio, tomó el poder en esa geografía.

Han pasado tantas cosas desde entonces: Se esfumaron las buenas intenciones y muchos sueños con ellas. Volvimos a ocupar el lugar que Bolivia ocupó, desde siempre, en el contexto y capitalismo mundial, el de producir materias primas para la gran maquinaria occidental de bienes y servicios.
Nuestra gente vuelve a ocupar el mismo lugar que ocupó durante siglos, mano de obra y carne combustible para este mundo económico, que se construyó desde el imperialismo Inglés del siglo 15.
Todavía nos encontramos en medio de los dilemas religiosos que se exportaron con las Cruzadas, a todo el continente euroasiático. Holocausto humano que ya tiene más de mil años de existencia y que nosotros todavía seguimos viviéndolo.

Sin embargo, la tecnología globalizadora nos atrajo unos a otros, constituyéndose este fenómeno, también en una otra contradicción, como parte de la dialéctica descubierta por el clarividente Marx. Los pueblos explotados y oprimidos, empiezan a conocerse más entre sí. Empezamos a entender mejor, quienes están escondidos - como vinchucas - detrás de las intenciones de eternizar este sistema injusto.

Se levantan voces, todavía por separado. De las mujeres decididas a tener el derecho de poseer sus cuerpos. De las otras partes sociales que todavía sufren la estigmatización por su vida sexual (cristianismo criminalizador... cuando no): La visibilidad de los que hasta hace unas décadas no tenían rostro y ahora si, ya lo recuperaron. Y de muchos otros, desposeídos de cualquier posibilidad de rasgo humano por este mundo del capital.

Creo que empezamos a sentir que los movimientos sociales pueden resistir y transformar realidades. Eso es, en cierta forma, esperanzador, para seguir creyendo que vale la pena ser parte del reclamo ancestral de los pueblos.

Un abrazo en este nuevo año y espero poder ir pronto por allí. Seguro que nos iremos a tomar unos cafés con pastelitos para poder reconocernos como siempre.

Habrá tantas cosas que hablar y celebrar al final...

Un fuerte abrazo querido compañero.

Gustavo

Nota de la redacción. Si quieres escuchar sus bellas canciones: http://www.youtube.com/watch?v=4u8GPNH6KnU

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pese a mi concepción del tiempo, parece que los años pasan..

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