4 de agosto de 2016

EL GRAN ENCUENTRO CON JORGE SANJINEZ


Cesar, Willy, Ramiro, Jorge, Freddy (detrás) y su empedernido bloguero.
El miércoles 3 de agosto departimos con el grande Jorge Sanjinez. Estaban en la reunión, además de mi persona, el fotógrafo César Pérez Hurtado, el actor y director Willy Pérez, el actor Prof. Freddy Amusquivar y el escritor Ramiro Reynaga, para hablar de Juana, la última peli de Jorge.

La charla, agradable, íntima y crítica, nos confirmó a todos lo que siempre habíamos sostenido: Jorge fue el gran compañero de viaje, desde que éramos changos. Su película “Ukamau” (1966), le dio color boliviano a nuestra lucha por la “liberación nacional”, del mismo modo que su “Nación Clandestina” (1.989), nos ayudó a resolver, estéticamente, la gran cuestión: ¿Imponer a raja tabla la “industrialización y la democracia popular” (“liberación nacional”), aunque vaya en contra de “las naciones” que habitan nuestro país o qué?



Juana (Mercedes)

Mi deseo es comentar de manera sistemática este encuentro y para ello acudo al comentario de Mónica Heinrich V[1] que dice: “Se ha cometido un error al hacer una película solemne, sobre una figura histórica. Ello obligó a recurrir a un guion forzado y místico. Si bien esto le permitió a la película resaltar los hechos históricos pero fue en detrimento del ‘paisaje’ que, de tomarse en cuenta, habría humanizado tanto a personajes como a la historia misma. El resultado, continua Doña Mónica: Una peli para colegiales; carente de análisis; grande en la forma y corta en el contenido. Una Juana desdibujada, donde su carácter y las circunstancias sociales quedan al final, como anécdotas. Se trató, en fin, de moldear la historia para que calce con la coyuntura nacional (olor a panfleto)”.


Crítica a la crítica fundamental de Doña Mónica: "Juana no es una película histórica por que no respeta ni los hechos ni las circunstancias".


La historia puede entenderse como una colección de grandes sucesos realizados por grandes hombres/mujeres, imbuidos(as) de grandes dotes, casi de carácter divino[2]. Pero también puede entenderse como el resultado de la observación empírica de los grandes movimientos de las sociedades, para luego racionalizarlos a través del análisis. Ambas posturas tiene razón. En efecto, ahí están las grandes obras como la Batalla de Junín o las maniobras de los “doctorcitos de Charcas" o la lucha de Juana, pero, ojito, no se puede decir impúnemente que fueron para remontar el feudalismo; o que fue un hecho cultural para reivindicar al “indio” o que se trató de un movimiento de las sociedades coloniales para “desarrollarse”, según lo dictado por la Revolución Francesa. 

Simón (Jorge), rodeado por los "músicos", en el hermoso patio
Todo esto es evidente, me parece, pues algo de todo eso hubo. Pero nuestra historia es algo más. Para empezar, ninguna de estas dos posiciones historicistas explican ni la naturaleza ni el ritmo de este gran cambio social que se dio en el Alto Perú y que, a mi entender, sería lo básico.


Jorge, desde la Peña Naira hasta hoy.
Lo que hasta ahora subsiste como gran contrargumento, es la tesis del Dr. Isaac Sandoval Rodríguez[3]: En 1825 se enfrentaron en el Alto Perú, cuatro proyectos para la construcción de la nueva sociedad. El indígena de los Catari y los Amaru, militarmente derrotado. El de los Guerrilleros de la Independencia, de igual manera, derrotado. El proyecto liberal de los Libertadores, también derrotado por la acción militar de Agustín Gamarra (Perú), lo que dejó en pie, en la vida real, un solo Proyecto: El de los “doctorcitos de Charcas”. Y justo es este proyecto peruano-boliviano es el que se tomó el poder, gracias a un golpe de estado (Pérez de Urdininea), que promovió la elección de Andrés de Santa Cruz como presidente. Acaso no es este el principal argumento de Juana en el film: No ganaron ni los “indios” ni los “guerrilleros”. 
¿Dónde está la falta de análisis?
Pero queda aún una última pregunta que la peli no toca: 

¿Este proyecto de los "doctorcitos", realmente interpretó la naturaleza y el ritmo del cambio social en el Alto Perú?

No es que Santa Cruz fuese más fuerte o inteligente que los “doctorcitos”, indígenas, guerrilleros o liberales altoperuanos. Sino que su proyecto expresaba la alianza de la Nueva “Gran República del Perú” con el capitalismo Inglés. Pero este aspecto, que es denunciado en el texto de Colectivo Sur “El nuevo orden mundial y el saqueo de Bolivia”[4], no lo toca la peli en cuestión. Pero de acá se puede deducir que la lucha guerrillera en el Alto Perú no estaba basaba en un ideario indígena o liberal, sino en uno mestizo, guerrillero, el de la “Patria Grande”, reivindicado después por la izquierda boliviana y continental.

Creemos que estos planteamientos desvirtúan el argumento central de Doña Mónica: Que se trata de una "película de bronce", que no respeta ni los hechos ni las circunstancias, cuando precisamente es todo lo contrario. El resto, cae por su peso: El de contar con guion forzado y místico, de ser una peli apta para (ingenuos) colegiales, grande en la forma y corta en el contenido, un intento vano de moldear la historia. De pasada :¿A cuál historia se refiere Doña M
ónica: A la de Carlos Mesa, a la de Isaac Sandoval o a la de quién?

Acá hubo una intervención feliz de César. Nos aclaró que puestos, en la disyuntiva de optar entre la estética aristotélica o la brechtiana, siempre prefirieron esta última. Que no eran afectos a generar "
emociones" en el público, sino a generar con movimientos de ida y de vuelta, una "actitud crítica y racional" frente a lo mostrado. En todo esto coincidimos quienes estuvimos reunidos en derredor de café y mojito.


Veamos sus últimos argumentos. “El baile final y el discurso final son escenas “falsas”. 

Fue justo Cesar Pérez quien nos lanzó la pregunta ¿qué les pareció el baile final? Los invitados nos miramos y de a poco, hilvanado, hilvanando, coincidimos en que lo que se vio fue una delicadeza, un gesto de buena educación, que le otorgó Juana al Libertador, para que la sangre no llegue al río.

Pero Cesar y Jorge nos explicaron que lo habían construido como un planteamiento poético, semejante al de la “Nación Clandestina”, para resaltar la concepción circular que tiene la cultura aymara sobre el cosmos: Lo que termina, se reinicia como “fiesta”, en este caso un baile. Seguramente esa fue la intención, pero ninguno de nosotros lo había entendido de esa manera.

Sobre el discurso, me parece que es lo mejor armado, desde un punto de vista histórico, pues no reivindica el planteamiento político actual sino uno nuevo, en el proceso de construcción de la “Patria Grande”, lo que ameritaba una otra discusión pero que esa noche no se dio. Ahora, que la escena estuvo mal actuada, es verdad, aunque no llegamos a hablar de la actuación. 
En fin, se trata de una película fresca que nos muestra lo que todos siempre han callado: El mal pago de los(as) bolivianos(as) a Doña Juana Azurduy de Padilla.


[1] Disponible en: http://aullidosdelacalle.net/cine-boliviano-juana-azurduy-guerrillera-la-patria-grande/
[2] Que tal vez, podría ser la mirada de: José Antonio Valdivia http://www.lostiempos.com/click/cine/20160612/juana-azurduy-mirada-jorge-sanjines.
[3] Ver el libro de Don Isaac Sandoval Rodr´guez, “Historia de Bolivia”. Imprenta del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana. La Paz. 1.987.
[4] "Para entender cómo la plutocracia transnacional saqueó a Bolivia […] desde su independencia [observemos] la coincidencia entre las victorias de los “libertadores” y el simultaneo proceso de endeudamiento de las repúblicas recién nacidas, hacia bancos de ese país [Inglaterra]. Colectivo Sur “El nuevo orden mundial y el saqueo de Bolivia 2.006. Pág. 33. Ediciones Somos Sur Bolivia.

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