¡Qué curioso es el sol en esta época del año!
Apareció radiante, sólo para enterarse qué es lo que iría a pasar en el patio del Colegio Hugo Dávila. Sucedió que en dicho espacio la Promoción del Colegio del año 1971 celebraba, con alegría, su derecho a seguir hinchando el forro de la vida.
Para ello habían decidido colocar una placa de bronce que recordara sus nombres de una buena vez y para siempre. Bueno, no exageremos, pero por lo menos para los siguientes diez años.
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| La Promoción de 1971 en la que aparecen algunos que se colaron, entre ellos yo |
Como fui invitado, no puse la menor resistencia y me dejé arrastrar por tan vital entusiasmo
¡Cómo no acompañarlos! En esta bella promoción del 71, coseché los más decididos y leales compañeros y compañeras del grupo Teatral Naira.
Cantamos el himno al Colegio y, gracias a las atinadas palabras de mi amigo y colega Rodny Balanza, recordamos el peso de sus versos, los que siempre habíamos gritado pero que ahora aparecían magníficos. ¡Lo que hace la edad!
También habló Carlos Toranzo, hermano de uno de los recordados: Julio; nos recordó que en el Colegio aprendimos lo central: La tolerancia. Luego, desde lejos, nos dirigió la palabra Loyda Sánchez (hermana de Rubén, otro de los recordados), que nos instó a continuar siendo fieles a los ideales aprendidos en las aulas.
De hecho, esos sueños cortaron la vida de Rubén, Julio, el exilio de nuestro director René Higueras pero también permitió la constitución del Grupo de Teatro Naira.
Me llamaron la atención los colores de la bandera del colegio, que nos acompañó durante el acto. Los originales eran el rojo y el negro cortados en ángulo por un triángulo de azul intenso. La que vimos hoy, estaba cortada por uno plateado. Según la heráldica, el triángulo del cielo es el más capacitado para romper la violencia de la sangre y la muerte; pero ahora estaba seccionada por uno de plata.
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