1 de marzo de 2018

PARA LEER LA "PEQUEÑA HISTORIA DE LA UMSA"

Cuando las personas lejanas a la UMSA o algunos periodistas desubicados me preguntan sobre el tema de mi libro, les explico que trata sobre sus aspectos académicos. ¡Pa’ peor la cosa! Se quedan mirándome, sin entender a qué me refiero. Esto es lo que deseo explicar.


1. El ejercicio del poder en la UMSA es tripartito. 


2. Los tres tienen sus respectivas instituciones (aparatos, órganos), de poder.


3. De los tres, el decisivo es el político. Evidentemente, cada uno merece tener sus memorias. Mi libro fisgonea la historia académica de la UMSA 


4. Inicialmente, mi libro se llamaba así: "Pequeña historia académica de la UMSA", pero el Ministerio de Educación lo cambió y me pareció bien.

20 de enero de 2018

CARTA DEL LIC. ROBERTO AGUILAR, MINISTRO DE EDUCACIÓN

El Ministro de Educación, don  Roberto Aguilar Gomez, tuvo la gentileza de contestar mi carta en la que le solicitaba convoque a un "diplomado especial", para la "Evaluación y protección de la tecnología instalada en Bolivia".





Agradezco tan grande deferencia (es la primera vez que recibo una carta de una alta autoridad). Dentro de poco publicaré mi respuesta.


15 de enero de 2018

HABLA CECILIO GUZMÁN DE ROJAS

 INTERPRETACIÓN PLÁSTICA DEL ALTIPLANO

Por: Cecilio Guzmán de Rojas



Las pampas infinitas del altiplano, que se encuentran a tres mil ochocientos metros sobre el nivel del mar, tienen características físicas que constituyen verdaderos fenómenos misteriosos que gravitan en forma poderosa en el alma de quien las contempla.
Paisajes desolados, sobrios de temática, atmósfera seca, pura, prístina. Se adquiere al contemplarlos, el sentido de profundidad infinita; imágenes donde aparecen los perfiles de las montañas metálicas; lomas y tierra, recortadas como con cuchillos, en un deleite de aristas, muestran la ausencia de perspectiva aérea.

La atmósfera metálica del altiplano es sin duda la emoción estética más fuertemente plástica para el artista abstracto y subjetivo. Sus características especifican la gran sensibilidad de línea que hace de las imágenes de cosas y personas una emoción lineal.

Los términos de profundidad y lejanía no tienen gradaciones tonales, parecen estar siempre cerca, en primer plano, y sólo dan la sensación de profundidad por su escala de proporciones descendente, a medida que se van alejando.

Planos y valores del cielo azul, añil, tienen un dinamismo extraño; son planos ESPACIALES que vibran corno prismas de embrujo y fascinación. El color de la tierra, cerros y montañas metálicas, cantan suaves, cromáticamente, los pardos y neutros. Aquí se mimetizan vicuñas, alpacas, el hombre altiplánico.

De la emoción, por la claridad y nitidez con que se hacen presentes objetos y cosas, surge un concepto estético de la calidad en sí. Son imágenes de estas tierras mágicas, especiales para grabadores ciclópeos. Canto de exaltación de la forma, tangible, plena, en que la luz sólo alumbra dejando siempre como centro de interés las montañas.

Hay un sentido cósmico que fluye en el ambiente con calidades de paisaje lunar, con luces joyantes, opalinas, nacaradas, que estremecen de emoción. Sin imágenes de pocos elementos, y, sin embargo, todo un mundo de riqueza subjetiva.

Pensemos, por un instante, y traslademos a este mundo a tres genios del impresionismo: Cézanne, Renoir y Manet, y pongámoslos frente a frente a esta realidad física y subjetiva. ¿Qué harían estos maestros del impresionismo, de líneas amorfas, donde el sujeto es un pretexto, para presentar en él, el juego de la luz y la atmósfera húmeda de Francia?

Estoy seguro que, - con todo respeto - no se habrían animado a pintar este mundo tan extraño. No olvidemos que, en la desolada altiplanicie nuestra, las formas son recortadas, plenas de detalles en los más alejados términos. Su cromatismo no está alterado por la nebulosa del aire. Hay en este ambiente un sentido estético especial, una emoción fuerte y permanente, la expresión de aire seco saturado de la vida de las montañas.

Todas las personas de espíritu, intelectuales y artistas, que visitaron nuestra tierra se extrañaron de que fuera el único país que no había recibido influencias del gran arte francés. La escuela impresionista que aún perdura en los más altos centros, no habría podido imponerse en la plástica de nuestra Patria.

Ahora se comprenderá ese misterio: Es que nuestros pulmones  espirituales, hechos para cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar, no pueden respirar aires exóticos que atenten contra el sentido estético fundamentado en leyes telúricas, raciales, únicas soberanas que rigen la cultura, lógica de contenido, para la eternidad.

He aquí el paisaje espiritual del Altiplano: En las líneas grises de nuestro horizonte, no brillan los trigales, pero silba el viento seco; ruge su sinfonía helada, henchida de melancólica dignidad, y en nuestras incipientes tierras de cultivo, como aguayos defina policromía de ocres y grises, se ve el ritmo de vicuñas de magra anatomía, con sus andares ágiles y veloces, con cuellos que semejan cuchillos para cortar el viento: viento que canta canciones de libres armonías.

iCómo se goza de la tierra! ¡iCómo deleita la montaña, que irradia no sé qué fluidos! Por eso amamos a nuestras montañas y nos duele el desgarramiento de sus entrañas metálicas. Su desangre generoso de oro y estaño sacude nuestra sensibilidad, es el vacío del fluido metálico, misterioso y vital que extraña el alma, es la voz telúrica que habla a nuestras células.


De esta emoción surge la nueva estética boliviana, que sentimos todos dentro, muy dentro, porque es la tragedia de nuestra PACHAMAMA.

JORGE DÁVALOS: ESTÉTICA DEL ELEMENTO CÁRNICO

En un ambiente pictórico raro y semioscuro, el gris y el rojo sucios se mezclan con trozos de carne, de grasas, de caras y de cuerpos despar...