15 de septiembre de 2015

CAMUSS JAZZ

EL jazz manouche es alegre y, tal vez, menos exigente en la composición y la ejecución por eso cabe la pregunta: ¿El placer por el baile se antepone al de escuchar? ¿Por eso su éxito en la juventud paceña? Con ello no estoy insinuando que sea un producto comercial. 




El grupo visiblemente embrujado con las posibilidades del arte manouche, se metió a presentarlo con gran entusiasmo, especialmente su conductor y violinista (Cristian Asturizaga), un magnifico ejecutante de su instrumento. Pero el grupo cuenta además, con dos guitarristas (David Aspi y Eric Duong), que gracias a la rotura de una cuerda, dejó en claro en el público, que el grupo no marcha con una sola guitarra.
Es memorable su “Vals Murena” por su alta calidad en la ejecución. ¿Y el contrabajo? (Randolph Rios), éste brillaba en su sobriedad. La gente encantada, disfrutó mucho de la presentación.

Ahora bien, permítanme unas notas adicionales.Estos arpegios los escuché en Bucarest en los setentas. 
La tradición la continuó, entre otros, “Orient express” un otro grupo rumano de los ochentas. Todos ellos, continuando con la tradición, nadaban en las aguas de la tradición eslava y gitana, tal como lo hicieron Liszt o Bartók, entre otros.

Es posible que el éxito de la música manouche (y de su género jazzístico), sea el resultado de la migración de la gente a Europa, proveniente de los países socialistas a la caída del Muro de Berlin. Al fin y al cabo, ellos y ellas llevaron consigo sus riquezas artísticas. ¿Se imagina el tipo de jazz en Europa, dentro de cuarenta años, luego de asimilar semejante migración siria actual?

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