SANJINÉS 13 – VILLANUEVA – CASANOVAS (LA BELLA)
Jorge, Carla, Fernando y el quenista (?) |
Este grupo cumple: Promete lluvia y a continuación se la
escucha cayéndote, tersa y fresca como una nota de re y no sólo desde la voz de
los instrumentos sino también desde la argentina voz de la muchacha (Carla Casanovas), que se
lució con sus arpegios. Gracias a ella - a su canto - pudimos saborear, en
mayor profundidad, el arreglo de cueca “anti – simeon”, que interpretaron: Qué
manera de destrozar, fusa en mano, los cánones más respetados por nuestros quirquinchos de la música
tradicional boliviana.
El gorrión |
Miren el despliegue de instrumentos |
También se lució Fernando el recordado hombre de “La Cueva” - que no
sólo hizo cantar a sus manos (ante un mal micrófono), sino que le metió dos
solos de tambores, uno en ritmo de zamba, que nos hizo sacudir el dedo gordo del pie derecho a todos y otro,
un “yungueño”, que con la ayuda de una serie de juguetes creó toda una jungla repleta
de pájaros, arroyos, lluvias, silbidos, monos, etc. que enmarcaron el
desarrollo del posterior repiquetear de sus “cueros” (aunque hoy ya no son
cueros sino parches).Es tan capo este cuate que pudimos observar que usa
baquetas en forma de escobas de paja.
Jorge: ¡Bien! |
Punto aparte para nuestro amigo Jorge, un gran dinosaurio de
la guitarra, que si bien la tocó con gran maestría, no sonaba bien. La voz del
instrumento era muy gruesa. Había que hacer un esfuerzo para escucharla como
cuando sufres por escuchar a un amigo “ch´aja”.
¿Y el quenista, también de nuestra generación?: La muerte,
cómo sopla. ¡Bravo!
GILLES PARODI LAURENT ZELLER.
Gilles y Laurent |
A estos sí que los esperaban los trescientos espectadores (de
los cuales, maoma, veinte eran adultos mayores), para aplaudirlos con agrado.
Es que la alegría de Gilles es contagiosa y no me refiero a la de su amable
rostro sino, además, a su estilo de tocar el violín, siempre juguetón y
lleno de sorpresas. Tal vez lo mejor que interpretaron fue su arreglo de la canción
de Piaf “El himno al amor”, cuya entonación y brío llegó con fuerza a un
público ansioso de escuchar el cálido “abrazo de lo francés”.
En pleno ataque |
La entrada de Gustavo Orihuela causó alegría en la
audiencia. Violín en mano, dio inicio a una serie de rounds con su contendor,
de los que emergieron, en ambos, sus maneras de entender e interpretar una misma canción: ¿Gustavo
más agresivo y Gilles más melodioso?
Gilles, Orihuela y Laurent |
En Laurent, el guitarrista, sobresale su profesionalismo el
que, sin levantar la mirada de sus cuerdas, ofreció los cimientos a todas las construcciones
musicales. Sus solos fueron mesurados, medidos: Lo suficiente para que todos
capten la belleza de la melodía y de su ejecución.
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