8 de diciembre de 2015

¡EL CONCIERTO!: PRUDENCIO + VERA + VILLALPANDO.



La obra de Alberto Villalpando, al parecer, siempre tiene su gancho. Es ésta “Música Nº 7”, un caos musical al medio de la obra. Una anarquía sonora que nos metió en un torbellino de sonidos. Sobre la base de una percusión sencilla, las partes aprovecharon para expresar su discurso. Cada sección de la orquesta, a solicitud del Director Cergio Prudencio, adquiría la posibilidad de remarcar su presencia: Ya sea la de los primeros violines o la de los bronces o la percusión, sin que esto menoscabe el derecho del conductor a organizar la tormenta, haciendo girar los brazos abiertos, para transportar la fuerza de las notas a un valle de calma, suave, que se va dibujando de a poco, con el tema de “Mi Socio”, tomado por el clarinete, que se abre paso dulce, saltarín, como si hubiese salido el sol, después de la noche. Luego otra vez los sonidos broncos que abrazan toda la obra.


La otra obra de Villalpando “Concierto para piano y orquesta de cámara”, una excusa musical para que el autor presente el recuerdo de su padre. La composición, nuevamente en la mitad, arremete con el huayño compuesto por Don Abelardo - que a pesar de los esfuerzos mentales que hicimos los presentes, nunca alcanzó su forma plena, como todo recuerdo paterno. Las ráfagas de la orquesta fueron contestadas por un piano fugaz, lo suficiente como para que todos entendamos de qué se trata. Luego otra vez las formas musicales muy parecidas a las de los compositores nacionalistas europeos y como ellos, buscando tal vez, dibujar la nueva identidad nacional.
¡Qué orquesta!
Al final, ovacionamos a todos ellos. Fue la noche de Villapando.

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