7 de agosto de 2017

LA UMSA NACIÓ GRACIAS A UN SANTIAMEN


LA UMSA NACIÓ GRACIAS A UN SANTIAMEN
(Este texto también fue publicado por el Periódico "La Cátedra" de fecha 27.07.17)

FOTOGRAFÍA 1. EL LUGAR DONDE NACIÓ LA UMSA Y SU PRIMER CANCELARIO

En la fotografía Fray José Manuel Gregorio Indaburu primera autoridad “laumsiana”.
Al lado, señalada con una flecha amarilla, la puerta de ingreso
al manzano de la iglesia de Santo Domingo.


LA RELACIÓN ENTRE TEORÍA Y LA PRÁCTICA EN EL ALTOPERÚ

Empecemos recordando que, universalmente, muchos establecimientos de educación superior, unían la teoría con la práctica. Por ejemplo, la “Casa de Sabiduría Dar al Hikma”, perteneciente al Califato de Oriente (Siglo IX), que unía el estudio de la medicina con su ejercicio. Lo mismo se puede decir de la Universidad Musulmana de Córdova (año 900), de la “Escuela de Medicina de Salerno” (año 999), de espíritu laico y de la Universidad de Salamanca (1.220), cuyo texto único y obligatorio era entonces el “Canon de Avicena”. 

Subrayamos esta relación, pues eso no ocurrió en la América Española. Acá se crearon universidades con el propósito de proteger y propagar la fe. Por ejemplo, en la Real y Pontificia Universidad de México (creada en 1.551 y clausurada en 1.865), se estudiaba la cátedra de medicina, pero no para ejercer la profesión[1], sino para “enseñarla”. Lo mismo puede decirse del resto de las universidades en Sudamérica, donde lo habitual era “aprenderla” de manera escolástica (memorizar el “argumento de autoridad” para luego repetirlo), exactamente igual que el resto de las otras cátedras: Teología, astronomía, matemáticas, filosofía y leyes. Sus egresados, por ejemplo, en medicina, todo lo que tenían que hacer era repetir la verdad revelada[2]. Ahora, la Universidad de Charcas (1.624), ni siquiera contaba con algo semejante. Se la había fundado con el único propósito de “ejercitarse en letras y virtud [y hacerse] capaces de las mercedes y honras del rey en lo oficios y dignidades de este reino […]. O sea, formar “doctores” (abogados), principalmente, para satisfacer el arribismo de las clases privilegiadas. Nuevamente desde este otro ángulo, aparece la gran verdad colonial: La ideología dominante en la Real Audiencia de Charcas era la de enriquecerse con la minería y lograr el estatus de doctor.

UNA NO BASTABA

No obstante, para la clerecía altoperuana, una sola universidad en Charcas era insuficiente y abogaban por otra en la Ciudad de La Paz y lo hicieron casi al final del periodo colonial. Sin embargo, el avance impetuoso de la Guerra de la Independencia, cambió el curso de sus gestiones. Al final, tuvieron que charlar con las nuevas autoridades de la Asamblea Constituyente de 1.825 y con el propio Presidente Sucre. Pero al ver que el nuevo gobierno aplicaba estrictamente las nuevas ideas liberales francesas, retrocedieron en su demanda. Hicieron bien, pues era testigos directos de que las nuevas universidades europeas funcionaban al margen de la Iglesia y este era un daño que querían evitar. No fuese que acá cundiese el mal ejemplo y se les diese por dedicarse al estudio de la filosofía y las ciencias, desde un prometedor empirismo.

Ante tal peligro, la Iglesia Católica optó por aliarse con los “doctorcitos de Charcas”, para derrocar al Presidente Sucre y así poder fundar la nueva universidad a su imagen y semejanza. Si bien eran conscientes que había nacido un nuevo país y que se había instaurado un nuevo estado[3], para ellos primero estaba la fe, antes que cualquier otra consideración. De ahí su entusiasmo con esta gran trinchera: La educación superior.

Los actos del Presidente Santa Cruz, de abolir la Constitución Bolivariana y restituir los mecanismos de enriquecimiento a los terratenientes y grandes propietarios mineros[4], convencieron a la Iglesia que, bajo su presidencia, podrían proceder con alguna garantía. 

Y PROCEDIERON

En este entendido se dictó el Decreto de 25 de octubre de 1.830 firmado por el Presidente Santa Cruz y el Ministro del Interior, Dr. Mariano Enrique Calvo, ordenando fundar en el “colegio de artes y ciencia” del Departamento de La Paz, una “universidad menor” que se debía llamar Universidad de La Paz. Su local sería el colegio y su capilla serviría para sus funciones literarias. También se establecía que la universidad incluiría una Facultad de Medicina (no cátedra). En esa oportunidad fue nombrado como cancelario (rector) para los grados civiles (o materias profanas), el Presidente de la Corte Superior, José María Dalence, y para las eclesiásticas el Dean de la Catedral, José Agustín Fernández de Córdova, aunque figura como cancelario para los grados eclesiásticos, José Manuel Loza. Pero cinco días más tarde, el 30 de noviembre de 1.830, en una reunión entre el Presidente Santa Cruz, el rector del colegio de ciencias y artes José Manuel Loza, con el rector del colegio seminario de Santo Domingo: José Ml. Gregorio Indaburu (un dominico de cepa), este aclaro cuánto son dos más dos con lo que obligó a la derogación del anterior decreto y la redacción de uno nuevo para la fundación de la Universidad Menor de San Andrés, es decir eclesiástica y retornándole a la capilla su uso cristiano. 

Habiéndose aclarado que la dueña de la educación universitaria era la Iglesia y no el estado, aquélla decidió no inaugurar ni la Facultad de Medicina ni siquiera su cátedra. Sólo aceptó que se dictasen las otras tres. 

Más el astuto Presidente Santa Cruz, al final, les ganó la mano. Veamos: Al redactar el Estatuto de la UMSA en 1.832, decretó el estudio de la medicina y fundó el “Colegio Médico de San Simón” (ver Fotografía 3), organizada en dos cursos, uno de medicina teórica (ver Fotografía 4), y otro práctico (cirugía), que se lo ejercitaría en el Hospital San Juan de Dios[5]. En otras palabras, habían nacido un Colegio de Medicina experimental, ligado al estado[6] y una UMSA unida al conservadurismo de la Iglesia y su escolástica.


FOTOGRAFÍA 2. EL PRIMER HOGAR DE LA UMSA

Si no reconoce la fotografía, es hora de hacerse medir lentes

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

  • Tellería, José Luis. “Historia Universal de la Universidad”. Biblioteca FNTUB No. 1. La Paz Bolivia, 2003.
  • Medinaceli, Carlos. El huayralevismo”. Ediciones Puerta del sol. La Paz Bolivia, 1979.
  • Salinas, José María. “Historia de la Universidad Mayor de San Andrés”. Impreso en la Imprenta de la UMSA. 1967.
  • Costa Ardúz, Rolando. “José Passamán, Padre de la Medicina Legal en Bolivia”. Impreso en EDOBOL. La Paz, Bolivia. 2005.
  • Sandoval Rodríguez, Isaac. “Historia de Bolivia”. Imprenta del CEUB. La Paz, Bolivia. 1.987.
  • Ver Sistema Mundo de I. Walerstein. Disponible en:
  • http://perio.unlp.edu.ar/catedras/system/files/historia_xx_2013_analisis_del_sistema_mundos-parte1.pdf
NOTAS


[1] La universidad mexicana, estaba organizada en facultades mayores (teología, leyes, cánones y medicina); y una menor (artes). Contaba con dos cátedras principales además de varias sueltas, como astrología, matemáticas, retórica, gramática y lenguas indígenas. En ella se otorgaban los grados de bachiller, licenciado, maestro y doctor. Sin embargo, el graduado sólo podía ejercer la docencia y no así una actividad profesional, reconocimiento que se lo lograba en los gremios y otras instituciones dedicadas a esa labor específica.
Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Real_y_Pontificia_Universidad_de_M%C3%A9xico
[2] Ver E. Walerstein. Sistema mundo.
[3] Escribimos con minúscula pues no es ningún dios.
[4] “De esta manera es fácil llegar a la inferencia de que la política liberal de los libertadores entra en contradicción con los intereses locales, vinculados a la tierra, la minería y la fuerza de trabajo indígena, sobre el que se asentaba el poder de la “burguesía” criolla. A la salida de los libertadores, los servicios personales y el tributo indigenal vuelven a reimplantarse bajo las mismas modalidades de la Colonia […]. Isaac Sandoval Rodríguez. Historia de Bolivia. Pág. 172. Imprenta del CEUB. 1987.
[5] Una solución mediada por la amistad entre el Presidente Santa Cruz y el Dr. José María Pasammán (Rolando Costa Ardúz)
[6] El conservadurismo de la Iglesia Católica Altoperuana, contrasta con la actitud del Rey Carlos III de España, quien “realizó [reformas] en el ámbito educativo [creando] otras instituciones de educación superior [semejantes] a la Real y Pontificia Universidad de México, pero más abiertas a las nuevas corrientes de pensamiento ilustrado y que contrastaban con la tradición escolástica y ortodoxa de la universidad. Entre ellas se pueden citar: el Real Colegio de Cirugía, fundada en 1778, el Real Colegio de Minería, en 1792, y, dos años más tarde, la Academia de San Carlos de Bellas Artes”. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Real_y_Pontificia_Universidad_de_M%C3%A9xico

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